Muralla Romana

Declarada como Bien Cultural de Interés Nacional del patrimonio catalán y como Bien de Interés Cultural del patrimonio español, la Muralla Romana de Barcelona es una joya histórica que no te puedes perder. Su código de registro, RI-51-0000417, es una prueba de su valor y significado cultural.

La historia de la muralla comienza con la llegada de la República Romana a la península ibérica en el siglo III a.C., en el marco de la segunda guerra púnica. La conquista del territorio duró casi dos siglos hasta que el emperador Augusto declaró el control total de la península en el año 19 a.C. Durante este período, los romanos establecieron varios asentamientos estratégicos, incluyendo Emporion, Rhodae y la fundación romana más importante de la zona, Tarraco.

Barcino, como se llamaba originalmente la ciudad, fue fundada alrededor de los años 15 a.C. a 10 a.C. en el monte Táber, cerca de la costa, debido a su acceso a un puerto natural. Esta colonia romana, Colonia Iulia Augusta Faventia Paterna Barcino, se desarrolló rápidamente en un importante centro comercial y económico gracias a su ubicación estratégica en los ejes norteño y mediterráneo.

La muralla original, construida en el siglo I a.C., rodeaba un área de 10,4 hectáreas y contaba con pocas torres. Sin embargo, las incursiones de los francos y alamanes en el siglo III provocaron la necesidad de reforzar las defensas de la ciudad. La nueva muralla, construida en el siglo IV, era más grande y estaba formada por un muro doble de 2 metros de espesor con 81 torres de hasta 18 metros de altura.

Aunque gran parte de la muralla original se ha perdido, todavía se conservan importantes restos en el tramo norte y este. En la plaza Nueva, se pueden admirar dos torres, parte de la muralla perimetral y una arcada del antiguo acueducto. La calle Tapineria alberga una torre de planta poligonal que formaba el ángulo norte del recinto, y en la plaza de Ramón Berenguer el Grande se pueden ver restos de la muralla medieval y la capilla de Santa Ágata.

En el Barrio Gótico, específicamente en las calles Sotstinent Navarro y Correu Vell, también se pueden encontrar torres y tramos de la muralla romana. Además, hay pequeños restos dispersos en varias calles, como Regomir, Avinyó, Call, Banys Nous y Palla.

La Muralla Romana de Barcelona es mucho más que una atracción turística; es una ventana al pasado que te permite explorar y comprender la rica historia de la ciudad. Al visitar este imponente monumento, podrás imaginar cómo era la vida en la antigua Barcino y apreciar el legado que ha dejado en la evolución de Barcelona a lo largo de los siglos.